La planificación para el futuro es esencial, especialmente cuando se trata de asuntos legales y financieros. Dos conceptos fundamentales que a menudo se entrelazan, pero tienen sus propias peculiaridades son la herencia y las voluntades.
Comencemos con las definiciones básicas. Un testamento, también conocido como voluntades, es un documento legal donde una persona expresa sus deseos sobre cómo distribuir sus propiedades tras su fallecimiento. Y, por otro lado, la herencia se refiere al regalo de dinero o propiedad de una persona fallecida después de su muerte.
Si el fallecido ha dejado por escrito sus deseos, este proporciona instrucciones claras sobre quiénes son los beneficiarios y cómo se deben distribuir los bienes. En ausencia de un testamento, las leyes estatales intervendrán para determinar quién será el beneficiario de las posesiones.
La principal distinción entre herencia y voluntades radica en el alcance del patrimonio transferido. En una herencia, se accede a la totalidad de los bienes, derechos y obligaciones del fallecido. En cambio, las voluntades, o legado, implican heredar un bien o derecho real específico.
Otras diferencias fundamentales incluyen la responsabilidad del heredero frente a las deudas, la universalidad de la herencia ante la muerte, y la adquisición del legado sin necesidad de aceptación previa.
Cuando una persona muere, el proceso de inventariar y distribuir sus pertenencias se conoce como partición de la herencia. Este proceso está sujeto a la supervisión de un juez de sucesiones, quien aprueba las decisiones relacionadas con la distribución de la sucesión. A su vez, esta figura designa a un administrador de la finca, a veces llamado representante personal, que normalmente es un amigo o familiar y actuará para facilitar el trámite.
La gestión de la herencia se lleva a cabo a través de un testamento, donde las instrucciones del difunto son fundamentales. Sin embargo, si este no existe, las leyes estatales determinarán a quién van destinadas sus bienes y deudas, pero generalmente suelen otorgarse al cónyuge sobreviviente, hijos, padres y hermanos del fallecido.
El proceso de crear este documento implica seguir ciertos requisitos legales para que sea legalmente válido y ejecutable. Su firma debe realizarse en presencia de dos testigos desinteresados, quienes también deben firmar el documento. La certificación por parte de un notario es esencial para verificar la capacidad legal del testador según la legislación.
Es importante tener en cuenta que los códigos civiles de las comunidades autónomas pueden permitir la solicitud de nulidad del testamento en casos específicos, como incumplimiento de requisitos legales o irregularidades en el proceso.
En Lex & Tax, expertos asesores en impuestos de sucesiones, podemos guiarle a través de este proceso. Contáctenos para obtener información sobre cómo redactar su testamento y dejar sus voluntades por escrito, siguiendo los requisitos legales estatales.
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